Crítica de la película Lo mejor de mí por William Munny

Esta película sienta bien, se agradece y es tan amable como dura, clara y persuasiva, convenciendo a sus personajes y a los espectadores de todo el mensaje, de todo el conglomerado de sensaciones que se ponen a los pies de todos de forma calmada y serena. Pero ante todo es una película limpia, que se autolimpia en cada escena concordando perfectamente lo que ha de venir, lo que ha de sentir un personaje principal perfectamente llevado por Marian Álvarez.

Sin neceidad de salir demasiado de la relación hermética, llenándola de matices muy poco a poco, la pareja como centro de la situación se va desmenuzando con la suavidad de una ruptura por falta de unión real. Ambos personajes tienen en el guión un reposo sano que al estar lleno desde un principio no altera sus emociones en un final agónico, sino lógico, no por ello menos bonito, y por lo menos resolutivo, cerrando el círculo iniciado.

Ponienco a flor de piel un tema tremendo, un tema de transplantes y de dar, de bondad y generosidad, pone contra la pared a las butacas haciendo que cada una de ellas se pregunte, se cuestione, incluso niegue seguir el mismo camino. Expresa, siente y describe a una vez que emociona, todo un logro de cine sencillo y sin mucho poder pero que demuestra encima en muchos planos preciosistas que no se olvida del carácter visual.