Lo que pienso cuando contemplo los carteles, trailers y fotos de Kill Bill, ambos volumenes, es en la violencia sana de los años primeros del cine de serie B. Es cierto que en los tiempos que corren ya no es necesario escudarse en este tipo de cine para hacer películas pero Tarantino parece quererlo rescatar después de descubrir en el mayor de sus asombros que no nos puede sorprender más con el cine serio con que comenzó a fusilarnos. Nunca lo he colocado en las máximas del séptimo arte pero me ha gustado y me gusta su cine violento, largo de diálogo y sencillo dentro de lo oscuro y macarra de sus personajes. Kill Bill 2 o la anterior no van a ser menos, por cierto, no me desagrada que salga con dos volúmenes, es propio de él hacerse notar como sea.
La violencia en su cine y en Kill Bill 2 junto con su argumento deja de ser gratuita, al fin y al cabo es cine violencia y por tanto no la elude, ni destaca, la utiliza como siempre ha hecho, tiene mi permiso, que nos lleve a mundos de venganzas de comic me resulta alentador porque en ocasiones me sorprendo divertido y cómodo, gran vocablo, visionando estos productos de segunda línea que con Vol.2 Quentin quiere presentar como de primera.
Espero algo serio y trabajado, con estética dura y de comic emocionante, puede que a los 15 minutos me haya metido tanto en la historia que envolverme en la sangre que salpique será una de mis aspiraciones, y lo que estoy seguro es que voy a disfrutar aún sabiendo lo que es, para lo que es y por qué existe este subproducto que se ha empeñado en hacer junto con su amiga Uma Thurman.