A la película no le sobra nada, quizás algo menos de amor empalagoso, que no lo es siquiera sino cómico, pero los puntos y las comas están perfectamente ordenadas en un film que disfruta consigo mismo, excelentemente caracterizado por Jack Black (king Kong o Escuela de rock entre otras).
Su ritmo es el necesario, dando tiempo a analizar la situación y las escenas, siempre llenas de un humor silencioso siguen un camino propio que se descubre al poco. Muy sincera, sin esconder ni avergonzarse de nada, es una alegre película que sabe lo que quiere y lo cuenta sin tapujos.