Una trama apasionante, unos diálogos
ingeniosos, personajes carismáticos, entretenimiento ligero... si
buscas cualquiera de estos elementos, no los vas a encontrar aquí.
Esto es cine de vanguardia, experimental, en blanco y negro, sin
diálgos - y cuando digo "sin diálogos" no pienses en Uggie
haciendo monadas en The Artist, no esto es cine sin diálogos
con todas sus consecuencias. (1)
Cualquiera que conozca mínimamente el
cine de Jaime Rosales, se habrá dado cuenta ya que su primer
objetivo no es el de captar la atención del público y hacerle pasar
un rato entretenido. Ninguna concesión que no tenga que ver con la
idea concreta que tiene para su obra. Lo que sería el inverso de JJ
Abrams. Si te parece que todo este tipo de propuestas son un tongo,
pose artística y mucha jeta; si piensas simplemente que esto no es
cine; no te lo voy a discutir. Olvida esta película. Olvida esta
crítica. Pero si tienes curiosidad por esta obra, te ofrezco unos
consejos para sacar algo positivo de ella.
En primer lugar, olvida los
interminables debates acerca de las etiquetas, lo que es el cine y lo
que no lo es, así como lo que debe ser. Este es el último trabajo
de Rosales, no hace falta ahondar más. Del cine tomará muchas
cosas, la esencia del cine verite, una fotografía naturalista,
cierto simbolismo, la reivindicación del espectador como observador
de una realidad en crudo. También tomará algunos elementos de la
pintura, y para eso tenemos a Miquel Barceló en el reparto,
ese pintor comprometido con los cineastas españoles más
vanguardistas (Isaki Lacuesta). Y sobre todo, no te preguntes
constantemente si te estás aburriendo, sino si te está aportando
algo que valga la pena. Rosales convierte sus películas en un
artefacto que le sirve para transmitir una idea. El ejemplo más
extremo lo vimos en su última película, Un tiro en la cabeza.
Si vas a medir el éxito de esta película por tu nivel de
aburrimiento, quizá no valga la pena que lo intentes. El interés no
es necesariamente un sinónimo de atención continuada.
Los protagonistas son actores no
profesionales. Esto es lo que hay, el experimento, la idea, la
provocación, la reflexión. Lo que promete seguro es silencio, lo
del sueño, es posible que llegue a muchos también. Rosales, ese
cineasta.
(1) Esta información era incorrecta, tomada de una fuente erronea.