Asumido ya que pedía un imposible al querer igualar este título a los anteriores, tras casi veinte años transcurridos desde La última cruzada, debo reconocer que ha habido tanto cosas buenas como malas en este retorno. Son dos horas frenéticas, aderezadas con carcajadas que iban desde la inverosimilitud, hasta el humor más brillante. Pero no puedo compartir el entusiasmo desbordado de Rómulo y Sherlock, por mucho que haya podido disfrutar con su visionado.
Como producto de entretenimiento y como película de aventuras, no se puede negar que es lo mejor que vayamos a ver en mucho tiempo. Los múltiples guiños que han introducido, las escenas cómicas y de acción y los endiablados diálogos la hacen indiscutiblemente un film de calidad, pero también la más dependiente del resto de la saga.
Mi gran decepción, que el motor de la historia sea algo extraterrestre. A Mulder lo que es de Mulder. Ya no me convencía la idea de que no fuera una reliquia cristiana lo que buscaran esta vez. Claro, Dios quizá provea, pero no tanto. Pero este salto intergaláctico, no sé si debido a querer buscar algo más espectacular, a querer modernizarse o simplemente porque Spielberg y a Lucas querían meterlo a toda costa, no me ha acabado de gustar. Y no porque lo vea más inverosímil que otros hallazgos de Indi, si no porque personalmente no me mola la relación de ideas de Indiana y los hombrecillos verdes.
Harrison Ford sigue estando de muy buen ver. Desde un principio se deja claro que los años han pasado y las múltiples alusiones a su edad son a la vez motivo de nostalgia y de chanza. Shia LaBeouf me ha sorprendido muy gratamente. Se convierte en un contrapunto de Indi muy interesante, mucho más impetuoso y cambia el sombrero por el tupe como distintivo. Karen Allen, al entrar en escena, consigue crear diálogos brillantes. Sus discusiones como si no hubiese pasado el tiempo son fantásticas.
El cambio de época, con el consiguiente cambio de malvados, de los nazis a los rusos, le resta un poco de fuerza al lado oscuro. Que nadie me pregunte porque, pero los vasallos de Stalin no dan tanto respeto como los de Hitler. Cate Blanchett brilla con luz propia, pero su mirada glacial, no logran hacer igualar a otros villanos de la saga.
Caso aparte es John Williams. ¿Qué ha pasado? Casi imperceptible a lo largo de la cinta. Sin ningún momento de auténtico lucimiento, de quedar embelesado por el misticismo o de un remontar heroico de los protagonistas.
El final, demasiado poco innovador. La muerte de Blanchett me ha recordado demasiado a la de Belloq en El Arca Perdida, y la del secundario malo (odio le he cogido llamando Jonsi a Indiana) en su avaricia de tesoros, demasiado parecida a la de Elsa en La ultima cruzada. Y en general, la aparición del platillo volante bajo tierra, me ha trasladado inevitablemente a la película de Expediente X.
A decir verdad, la exageración en uno de los puntos débiles de la película. Quizá aquí sea dónde los años me pesan mas a mí que a Indiana, que siempre ha hecho hazañas increíbles. Pero lo de escapar de una bomba atómica dentro de una nevera que sale despedida a kilómetros, el momento Tarzan de Shia Labeouf, algún tramo de la persecución en la selva o la triple caída en coche de las cascadas, me han hecho sentirme demasiado mayor para esto.
Sé que con el tiempo la apreciaré un poco más. Innegable es que he disfrutado como hacía tiempo con una película de aventuras y que ha sido emocionante ver la silueta de Indiana aparecer otra vez. Pero no la puedo igualar a las anteriores.
“La dulzura de unos ojos que miraban ayer, seguirá brillando en nuestro recuerdo”