Crítica de la película Twelve por William Munny

El antiguo buen director Joel Schumacher (Número 23 o El fantasma de la ópera como ejemplos de sus últimos malos trabajos) trata de subsistir en la industria con otra película que quiere acometer ese fragmento o cuota de pantalla, de medio acción medio misterio medio film de cosa seria, con este drama sin garra.

Este mismo director de films como Última llamada, Asesinato en 8 mm, Tiempo de matar, Un día de furia o Jóvenes ocultos entre otras, pertenece a una generación donde el cine tenía otro olor, como otro reto y poco a poco se desenvuelve peor, presumiblemente ante los agentes comerciales y productores, y también con las nuevas generaciones de espectadores que ya no buscan ese especial acento a las historias del realizador neoyorkino.

Para los que quieran seguir su evolución, para los que pretendan algo de cine urbano, para los que tengan que ir en grupo y busquen una película a medio camino de todos, para los que no les importe olvidar pronto, porque es una película para olvidar pronto.