En esta ocasión no será tan sencillo para el bueno de Sylvester Stallone, hacernos agradecer el retorno de un héroe como John Rambo a las pantallas, en contraposición al retorno de otro grande como en Rocky Balboa.
Si en la otra apuesta de resurgimiento, y acopio de dinero, el drama de la historia consige sostener hasta seis películas en el candelero a golpe de boxeo, la apuesta del boina verde capaz de sacar adelante misiones suicidas, no es tan rica ni llena en matices como para hacer del film una maravilla, ni una curiosidad. El sino es una sonora caída en picado, donde como mucho puede lograr hacer caer un mito.
El estado de forma del director choca con el rostro envejecido y requetecuidado, del hombre que ya no va a sorprendernos de ninguna de las maneras en escenas de acción como las que veremos. Este film es por tanto, el lado equivocado de los caminos que eligió para la notoriedad y el éxito, un grande de la acción que jugaba con ventaja en unos años ochenta y principios de los noventa sin un público demasiado exigente.
Veamos pues la derrota de un personaje y el fin de quien lo encarna, en los últimos momentos en la industria de alguien a quien sin duda hay que agradecerle muchos momentos de cine de siempre. De cine que aunque algunos no quieran reconocer, aún se recuerda, y a veces, hasta con nostalgia.