Crítica de la película Prime Time por Iñaki Ortiz

Prime time es una película voluntariosa. Tiene los ingredientes necesarios para mantener el interés, un cruce entre Perseguido y Cube, ahora que este tipo de cine ha entrado en nuestro país (La habitación de Fermat). Desde luego, la película no aburre, que es más de lo que se podía esperar en un principio. Este es básicamente el único sentido en el que la película cumple, que no es poco.

Pretende trasmitir un mensaje y lo hace de una manera fácil, simplista con personajes de cartón piedra. No ayuda que el reparto en general sea bastante pobre. Quizá quien mejor puede dar el tipo es Alberto Amarilla, por desgracia, su acento cerrado hace a veces incompresible sus líneas de diálogo.

Posiblemente lo peor sea la falta de realismo en las elecciones formales y en el desarrollo del concurso. Una cámara oculta que no es una cámara oculta, unas opciones del reality que no encajan con las normas que rigen este tipo de programas. En un momento en el que estamos tan saturados de estos formatos, es fácil encontrar debilidades al esquema que nos presenta la película. Y esto es lo peor, lo que no es creíble no es la salvajada del producto sino los pequeños detalles. ¿Por qué duran tan poco las votaciones cuando sabemos de sobra que este es el mayor jugo de cualquier reality? El único instante de lucidez en este sentido es en el que vemos como se corta la emisión para los no abonados. Si se hubieran cuidado más todos estos detalles, el valor de la película sería mucho mayor, incluso con estos intérpretes. Esta película requería un dominio absoluto de las reglas de la televisión de hoy (incluso de las del mañana). Al final se ha quedado en el mismo problema que El diario de los muertos, el fracaso formal. Quizá era necesario Balagueró para llevar a buen puerto esta historia.