En general suelo ser amigo de las adaptaciones libres y de
las reinvenciones de personajes, algo ahora muy de moda. No me rasgo las
vestiduras por el embrutecimiento del agente 007 o la ambientación sobria del nuevo
universo Batman. Nada ni nadie es intocable, cualquier personaje admite una
nueva lectura. El problema llega cuando no se respeta la esencia, porque si no guardamos la esencia, lo único que queda es el nombre, y el contexto, el personaje será otro. James Bond
sigue siendo una máquina de matar inteligente, sexy y con estilo capaz de
alternar los más peligrosos tugurios con hoteles de lujo. Batman, a pesar de la
nueva sobriedad y realismo sigue manteniéndose como ese héroe atormentado hecho
a sí mismo que se sumerge en el lado oscuro para ser un verdadero terror para los
criminales.
En cuanto al nuevo Holmes, por lo que parece, sólo queda de
él la caracterización superficial: un detective de la época victoriana en
Londres, cuando la verdadera esencia del
personaje es su reflexiva, incluso obsesiva, capacidad de observación y deducción. Me
temo que poco de esto vamos a encontrar, en su lugar, un Robert Downey Jr. haciendo lo que mejor sabe hacer: derrochar un carisma
travieso y arrogante. Hoy por hoy, podemos encontrar más de Sherlock Holmes en House que en esta película, a pesar de
contar con una ambientación completamente ajena al original.
Lamentando profundamente este punto, especialmente para los
admiradores del personaje (como evidentemente es mi caso), observemos la
película desde otra perspectiva: la nueva película de Guy Ritchie. Encontraremos ritmo, potencia, estilo y podremos
volver a vivir los barrios bajos de Londres, esta vez desde una óptica de
época. He descubierto ya la banda sonora, leyendo a mi compañero Romulo, y debo
decir que es estimulante, y puede definir un estilo muy disfrutable. En
cualquier caso, es posible que todo quede en un entretenimiento vacío, a ratos
fallido, que simplemente nos haga pasar un buen rato en el cine (que no es
poco). La elección de los actores me parecería perfecta si se repartiera al contrario, Jude Law luciría más el estirado Sherlock (claro que, roto el personaje, todo vale). Espero con interés al elegante Mark Strong, un habitual del director que siempre funciona.
Lo que verdaderamente lamento, es que no se hayan podido
unir el estilizado ritmo de Guy Ritchie y la audacia intelectual de Holmes.
Ojalá me equivoque en esto. Una vez proyectadas mis frustaciones en la precrítica, afrontaré la película con la mente abierta.