Mala opción para las retinas, con la incesante necesidad del cine estadounidense de meternos por los sesos cuanto les gusta a ellos, como si de un espejo de anhelos se tratara, el público de las salas. Elemental y estúpido argumento sin pena ni gloria a bordo de un personaje en moto, y con aplausos tras el vencimiento de un reto para satisfacer el deseo de una curación.
Sissy Spacek (Nueve vidas) aparece de forma lateral, como olvidada, en una película para perder de vista. Risas empobrecidas, calamidades delirantemente consentidas, y un no acabar de intenciones leves para terminar con un producto que no aporta mucho, ni siquiera poco.
Al menos en otras producciones intentaban mostrar al famoso actor cómico de turno para enriquecer las ganas del pagador de entradas rápidas. En esta ocasión tendremos que conformarnos con los talentos perdidos que no terminan de explotar, aunque algunos sí quisieramos que lo hicieran, pero sin el triunfo como consecuencia. Sin ganas y exagerado a la hora de hundir a los actores, no vayan a verla.