Acudo entusiasmado al cine a ver Alatriste, la primera película española de éste año (y estamos en septiembre) que realmente me apetece ver. Y acudo, además, el día del estreno porque paso de seguir soportando tanta publicidad sin haberla visto.
Y es que sí: Alatriste está siendo publicitada en telediarios, entradillas, programas y espacios de todo tipo: se trata de una superproducción española. Las imágenes que he visto de la película lo confirman: nada en ella parece cine español.
Por fin. Por fin podemos disfrutar de una película que nada tiene que ver con inmigrantes, travestis, putas y demás temáticas de género español. Al fin alguien se ha hartado de ver cómo subproductos como Torrente reventaban las taquillas y se ha lanzado a realizar una película de aventuras, de acción y que busca que el espectador se entretenga sin que por ello tenga que bajar la calidad.
Tengo las expectativas a tope con ésta película. Sin embargo, existe todavía un peligro: que la película se entregue a la acción barata sin que por detrás ofrezca una historia interesante. Una soberbia reconstrucción del siglo de oro tiene que ser el vehículo para algo más, para contar una gran historia, no se debe quedar sólo en mero artificio.