Se estrena en nuestros cines un
thriller de acción de gesto serio de esa industria cada vez más
asentada que es la coreana. Esto, ya de por sí, es una buena noticia
en cuanto a distribución. Se trata del segundo trabajo de Na Hong-jin después de la bien recibida The Chaser. La película se ha
podido ver en Sitges y ha dejado buenas críticas tras de
sí.
Nos encontramos ante una película con
buenas dosis de acción y violencia, pero también es un thriller
serio, con rasgos de drama, enmarcado en una complicada zona
geográfica entre Rusia, China y Corea del Norte. Promete ser una
película potente, jugando bien sus bazas entre lo emocional y la
violencia seca. La estética acompañará esta solidez con unos
tonos poco saturados, y una dirección moderna pero sobria.
No cabe duda de que será una película
sólida, sin demasiados problemas en su narración, con buen apartado
técnico... lo que se dice "una película bien hecha". Me
preocupa que con tal solidez pierda un punto de frescura, de chispa,
resulte algo pesada -especialmente por su metraje, nada menos que dos
horas y media- y le falte algo de personalidad. En este proceso
imparable de consolidación y -repito- solidez del cine coreano,
tengo miedo que se pierde parte de su arrebatadora energía. Veremos.