Solidez es el adjetivo con el que calificaría a esta película. Su narrativa, su dirección, su fotografía, sus actuaciones...toda está en orden, y por ello corrección sería el siguiente adjetivo de la película.
Sin embargo, entre tanta solidez y tanta corrección nos encontramos, paradójicamente, con una película algo fría y algo desequilibrada. La intención de querer enlazar el thriller político y la historia de encuentro entre dos personajes atormentados por sus pérdidas es la mayor causante de esas sensaciones a las que me refería. Los diálogos entre el agente Keller y Silvia tienen excesivos altibajos. Quizá la conversación con el móvil al otro lado de la calle sea uno de sus mejores momentos, pero, a la vez, algunos arranques de ellos me parecen artificiosos y manipulados muy al gusto de los guionistas. Me estoy refiriendo al momento entre Kidman y Penn, tanto en la Asamblea General de Naciones Unidas (el rito africano) y al momento en el que Penn parece que se va a ir de su casa y le cuenta que ha perdido a su mujer. No me los creo.
También resulta bastante infantil en pretensiones y resolución la escena cumbre con Zukawi. No me la vuelvo a creer. Kidman toma la determinación de morir (anota su nombre en la lista) por vengarse, pero al final es Penn quien la conevence con tres palabras. Bien vale, hasta ahí, todo correcto, pero resulta que la película termina con ella volviendo a su país y él sentado y tan tranquilo en Manhattan. No me cuadra.
Al igual que no termina de cuadrarme la trama política. Los susurros en la Asamblea...el intento de asesinato...el interés por matarla a ella...no sé, no me cuadran todas las piezas. Vuelvo a ver un intento del guionista por llevar las tramas a donde más le interesa.
Debo remarcar en cambio la secuencia inicial en África y la secuencia del autobús, que, al igual que a Rómulo y Remo, me han pegado literalmente a la butaca. Lástima, quizá, de la secuencia del discurso en la ONU, que creo no está tan bien lograda como la del autobús. Si bien su factura es muy interesante. Con especial mención también al montaje que tiene la película, que me parece capta muy bien el ritmo de miradas y de movimientos que tiene la película.
No puedo decir que haya sido una pena, porque me parece que con el material existente no se podía hacer algo brillante. Es material tosco que da como resultado un producto sólido, correcto y frío.