Esta cinta es más que recomendable para los más pequeños de la casa, divertida, tierna, con mensaje ligero y sin nada de pomposidad para parecer un producto de última generación. En estas premisas es la que baso mi nota, con un aprobado justito, porque los más pequeños también tienen derecho a que se haga cine para su disfrute.
Pero lo malo es que para el público adulto se hace aburrida y lenta, ya que decir que es previsible sería una redundancia: todos nos sabemos la historia de Romeo y Julieta, aunque aquí sepamos que nadie morirá por amor. Pixar sigue pareciendo ser por ahora la única que se afianza como proveedora de cine de calidad consumible para todas las edades.
Ni siquiera él, supongo, esperado golpe de efecto enfocado hacia los adultos del gnomo hablando con la estatua de Shakespeare ha despertado demasiado interés, en ese debate sobre la tragedia y sus melodramáticas consecuencias finales. El director Nelly Asbury ha quedado atrapado en una espiral mucho más infantil que en sus anteriores trabajos, que no han resultado ni tan profundos como Spirit ni por supuesto tan satíricos como Shrek 2.
Un producto para entretener a los más jóvenes e inocentes y mostrarles el amor sin cursiladas y un humor sin estridencias.