Sin duda no es para todos los gustos esta película islandesa de Ragnar Bragason, un director criado en el videoclip y la televisión. Con un blanco y negro duro para que nadie se lleve a engaño. El aspecto del director tampoco lleva a demasiados engaños, pero esto ya son apariencias.
El cine islandés ya ha pasado por el Festival de San Sebastián. Vimos la consistente “Hafid”, una película densa y dura. En esa línea de densidad y dureza imagino esta película pero quizá un tanto más aburrida.
Lo cierto es que esta gente de tierras frías suelen acostumbrar a dos cosas: tener un fino y cruel cinismo (cosa que me encanta ) y tender a golpear con el mazo de la tragedia al espectador, cosa que puede estar bien y por lo menos asegura que uno no salga del cine como vino.
En fin, veremos lo que tiene que aportar esta película que, sin duda, no es para todos los públicos. Sólo para los más culturetas.