No es una gran película, Happy feet, pero creo que me ha gustado más que a mi compañero William Munny. O, al menos, creo que me he divertido más con ella. Aunque quizás haberla visto rodeado de niños y niños y niños por todas partes me haya ayudado a sentirme un poquito más en el ambiente adecuado para la película. (Igualmente reconozco que en los minutos previos al pase, ese ambiente es insoportable. Qué alboroto, qué algarabía... ¡qué agobio!)
Me gusta todo ese rollo de apareamiento vía Elvis, Queen, soul, r&b y lo que quieran, me ha entretenido en los comienzos de la película, igual que ls bailoteos de claqué modernito del pingüinillo. Claro que todo eso luego, a falta de más maneras en que mostrarlo, empieza a ser repetitivo, pero para entonces los responsables del invento se sacan de la manga a los 5 sudamericanos, sí, como aquella vieja banda; 5 pero a efectos prácticos conforman un gran, único e inmejorable personaje secundario. Las mayores carcajadas las producen ellos, con su labia y gracia latinoamericanas. Gran trabajo de doblaje.
Aún con ellos en el bote, la cinta pierde algo de fuelle hasta que la gran aventura del adolescente pingüino emperador arranca. El salto, el viaje, la playa. No me disgusta que nos peguen la sorpresa sin esperar demasiado. Además, los minutos en que el pingüino permanece encerrado en el zoo son los más sorprendentemente adultos de la película. Algunos momentos fueron, realmente, tan sorprendetes como hermosos: el pingüino lanzando el pescado contra la pared, queriendo ver que allí están sus padres, que no desaparecerán si él les convence de que ha encontrado los peces.
Clao que el final es veloz, brusco y demasiado animoso y animado. Se queja de ello Munny, si no le he entendido mal, y es lógico. Pero esto es una película para niños. No podíamos nadar tanto para morir... en un zoo. El pingüino vuelve, el mundo salva a su especie, todos acaban bailando como descosidos y el mensaje ecologista señala al niño espectador, inculcándole los nuevos y correctos valores del XXI.
Pues bueno. Pero entre medias nos han contado unas cuantas escenas bien briosas y bien salerosas. Lástima que los numeritos musicales, al final, se repitan un poquillo... ¡pero qué más da! Find me somebody to loooooveeee...