Hace ya algún tiempo que Hollywood ha claudicado y ha comenzado a embarcarse en nuevos estrenos de obras maestras del pasado ( a veces enmascarados en execrables montajes del director ) y en desarrollar el "noble" arte del remake. Lo cierto es que esta política ha dado unos resultados no muy claros, pero siempre mantenidos en la tendencia del trastazo de crítica.
Los Coen han decidido embarcarse en este mundo del remake, para gran pesar de los millones de fans que tienen. El reto no era sencillo, parece ser que el film de Mackendrick es un fantástica y fabulosa comedia. Y si existe añgún género pernicioso para el remake, ése es, sin lugar a dudas, la comedia.
No obstante, los Coen, lejos de realizar un remake, lo que han buscado es revisar y amoldar esa historia a su forma de ver el cine. Y eso lo logran desde los primeros planos. Sabes que te vas a enfrentar a una película Coen con la primera media docena de planos. Ese comienzo tan suyo, tan tranquilo, de meterte en el ambiente antes que en la historia, con el gospel sonando de fondo, con el personaje de Irma Hall en la comisaría y, después, andando por las calles. Todo va fantásticamente bien. Nos empiezan a deleitar con sus planos arriesgados y diferentes (desde el casco del jugador de rugby) y con sus secundarios excepcionales (éste sería tema como para un buen libro). Con una especial mención al momento en que aparece el personaje interpretado de forma brillante y magistral por Tom Hanks. No todas las interpretaciones sobreactuadas son malas. Existen matices muy importantes entre un gran actor, capaz de cubrir de sutileza una actuación grandilocuente, y otro actor de menor calidad, que neecesita armarse de seguridad de cara al público con una actuación que diste mucho de sus habituales. La actuación de Hanks es de una sutileza excelsa.
La cinta avanza y uno se abona a la sonrisa, para en muchas ocasiones, incluso, apostar por sonoras risotadas, y se acerca uno hacia el final, cerado inteligentemente como si de un círculo se tratara con el puente. Y se acabó. Otra de los Coen que ha pasado por las retinas de uno. ¿Y qué sensación experimenta? Está claro que no es una gran película de los Coen, dentro de su filmografía se englobaría en las de carácter menor. Eso no se lo discuto a nadie. Pero con lo que realmente disfruto en esta película es en observar la increíble inteligencia que demuestran. Se enfrentan a un remake cuyos gags cómicos son de dominio público. Según las reglas del remake, no van a invertir tiempo en quebrarse la cabeza buscando la forma de sorprender al público, sino que lo hacen en poner en imágenes eso que la gente conoce ya de antemano y que no va a resultar sorprendente de tal forma que nadie pueda evitar sonreírse y decir: "qué hostia se ha pegado el chino". Transfroman la cámara en un lapicero con el que caricaturizan. Ahí radica la verdadera esencia de estos hermanos. Da igual con lo que trabajen, el género, los actores, van a conseguir que te rías incluso en las situaciones más insospechadas. Su cine es caricatura de todo. Su cine es asimilable a los chistes gráficos de Quino. De ahí que si me preguntan si el guión es muy bueno conteste que no ( y que podrían haberse esforzado más en limar las ásperas notas de teatralidad que presenta ), a nadie discutiré que el final es desfasado. Pero yo no me quedo con eso, yo disfruto con los otros detallazos Coen. Los que terminan por iluminar las estrellas que son.