Me encantaría comenzar ésta postcrítica diciendo algo bueno de la película para luego destrozarla. Pero tendré que destrozarla directamente.
La fotografía es realmente mala. Y eso es muy grave hoy en día donde no hace falta dinero para conseguir una fotografía decente, sólo un poco de talento y buen gusto. El talento y el buen gusto no son una de las virtudes de la película.
Luego están los efectos especiales que convierten las escenas clave de la película en una auténtica mierda. Está claro que una película sobre magos se juega la credibilidad en sus escenas de magia, en la capacidad que tengan para enganchar al espectador y mantenerlo en vilo. Aquí todo se soluciona con trucos imposibles hechos por ordenador del más cutre. Un sinsentido que ayuda a terminar con la credibilidad de la película.
El vestuario y la ambientación, bastante horteras, tampoco ayudan pero supongo que sólo son un ingrediente más que ayuda a sentir esa textura cartón-piedra que tiene toda la cinta.
Mención a parte merece la historia, por llamarla de alguna manera. Decir que es "para tontos de remate" o "un escupitajo en el ojo" es decir poco. El espectador inexperto (un niño de tres años, por ejemplo) quizá pueda dejarse engañar con los cuatro mecanismos cutres que exhibe la historia, pero aquel que vea cine con un mínimo de asiduidad, sabrá perfectamente lo que está pasando. No hay nada más irritante que saber lo que va a pasar y que la película tarde media hora en contarlo mientras trata de mantener la tensión.