Película sorpresa de la cartelera, con un claro destino infantil, dentro de unas fechas navideñas que son propicias a surtir de films para ellos, y que se muestra totalmente lejano a la corriente idea de infografiarlo todo, y con el típico pero no olvidado paso de grabación paso a paso de las plastilinas pero con trapo e imaginación irrumpe gratamente.
Esta coproducción checa, japonesa y eslovaca consigue el efecto de aventura mucho mejor que cualquier arte moderno digital porque se asemeja más a la realidad de un mundo de colores menos vivos que los que vemos en los ultraéxitos, y porque pertenece a la eterna historia del desván en los niños. Sin embargo, me gustaría tener cuidado con algunos conceptos que se pueden mostrar en el film en forma de malvados, necesarios pero poco divertidos. Por si acaso vayan a verla con sus hijos, tratando de ayudar en su comprensión, o como parapeto del posible miedo provocado por algunas situaciones que puedan generarse. A veces en las películas demasiado oscuras, por así llamarlas tanto en tono como en fragmentos de la trama hay que acompañar.
También muy admisible para el público adulto, me alegro de su presencia y espero no equivocarme al confiar en sus buenas capacidades artesanas y en su corte benébolo aunque no tan didáctico.