Spielberg es poderoso porque ahora tiene tiempo y dinero y proyectos y maneras de ser un director inteligente, manipulador y digno de su puesto en la historia. Su capacidad para hacer de la aventura un drama épico lleno de maravillosa tensión moral es grata porque desarrolla un cine completo en su género, siempre demasiado pesado en los finales, pero al fin y al cabo salvo en experimentos tormentosos (La terminal) forman parte de un todo, de una historia, de una película con ritmo propio y una halo especial.
La guerra de los mundos es la genial manera de que este barbudo director nos transporte al mundo de los planos que no vemos pero al final sí, las caras de los personajes, la majestuodidad de los entornos y paisajes que engloben la pantalla participando con el personaje o personajes, tensión, potencia visual, contundencia de captar retinas.
A su lado va a tener a un grande de las pantallas que siempre sale bien parado de sus actuaciones no pudiendo negar que es atrayente en pantalla como pocos.
En general le faltará esa chispa de gran película para adultos que todos echamos en falta de Spielberg que no saldrá del cliché de cine para todos los públicos y no profundizará en algunas escenas de necesiten más sangre, pero en definitiva un orgulloso trabajo de cine, cine, cine.