Tengo sentimientos encontrados con esta
película. Por un lado, Tintín siempre me ha parecido una
sosez, un personaje sin carisma embarcado en aventuras de cartón
piedra. Además este tipo de animación, la que se graba con personas
reales para luego ser digitalizada, me resulta un arte vacío, sin la
fuerza creativa de otras disciplinas de animación; una fábrica de
monigotes sin alma. Por otro lado, soy muy fan de Steven Spielberg, a
quien considero uno de los mayores genios del séptimo arte, y la
mayoría de las voces anuncian que aquí hay más del director que
del personaje de cómic. Van más allá, diciendo que hay mucho de su
Indiana en esta película (cuidado que eso se dice con demasiada
soltura).
Creo que el resultado finalmente va a
ser satisfactorio, porque vamos a disfrutar de una ligerísima
película de aventuras muy divertida. Por otra parte, será
seguramente uno de esos trabajos de Spielberg que no dejan huella en
la memoria colectiva.
Nos toca ponernos las gafitas porque
parece ser que aquí sí que está logrado el efecto 3D. Como me pasa
con la técnica de animación comentada, tampoco tengo mucho aprecio
al 3D. En ambos casos confío en el saber hacer del director con la
tecnología, por lo que creo que sacará todo el partido que se le
pueda sacar a ambas. Veremos. En todo caso, también una buena excusa
para llevar a los críos al cine.