Con su segundo largometraje, después
del exitoso producto El orfanato, Juan Antonio Bayona ha dado el salto al mercado internacional, que tal y como están las
cosas por estos lares es lo mejor que le podía ocurrir. Eso sí, es
una producción española, aunque cuente con un repartazo
internacional, encabezado por Ewan McGregor y Naomi Watts y que naturalmente esté rodada en inglés. Hablamos de una película
de presupuesto, claro, al fin y al cabo es cine de catástrofes -
no desvelaré nada si digo que trata sobre el tsunami de Tailandia.
Creo que a nivel técnico Bayona no va
a fallar, y es mucho decir para un proyecto de estas
características. Tampoco es algo que se pueda decir de muchos
directores españoles, y eso hay que concedérselo. Lo que me
preocupa más es que vaya a recurrir a los caminos fáciles, a los
clichés de la emoción más barata, a ensalzar los valores humanos
más esenciales de un modo empalagoso. Queriendo ser el gran
Spielberg y quedándose a lo sumo en el de War Horse.
Me temo que pueda creer que hay un
atajo para el éxito -y me temo aún más que pueda tener razón. Un
atajo alejado de la originalidad, la creatividad, la inteligencia y
lo sutil. Tocar el resorte fácil. En todo caso, la película ha sido
ampliamente ovacionada en el festival de Toronto. Ahora la veremos en
la sección oficial del festival de San Sebastián. Prometo verla con
la mirada limpia, pero mucho me temo que será un cine demasiado
fácil.