Voy a intentar hacer una distinción clara entre el J.J.Abrams director, y el J.J.Abrams mecenas, productor, impulsor y, por supuesto, rey del marketing. Y estoy obviando sus comienzos como chico para todo; centrémonos en la figura que es ahora, hoy día.
Por un lado está el impulsor inteligente, el creador de Perdidos y de Monstruoso; sí, productos que pongo claramente en el mismo lado de la balanza. Me parecen la misma cosa, cada una en su campo.
Por otro, está el director. La gran diferencia: aquí Abrams sí se molesta más de lo habitual en cuidar la factura artística, el acabado técnico y el sentido narrativo. Es justamente lo que hizo con Misión imposible 3, a la que dotó de un estilo muy concreto y a la que devolvió a un terreno de dignidad después del adefesio indescriptible que firmó John Woo.
Ese es el nivel exacto que hemos de esperar en esta Star Trek. Eso sí, enfrío el punto de partida de mis esperanzas por una cuestión sencilla: Nunca he sido seguidor de esta saga y de hecho nunca me ha llamado la atención. Ha sido precisamente la llegada de Abrams a este universo (con los intereses personales y/o empresariales que él persiga, esto me es indiferente) lo que me ha atraído de alguna manera -y sin excesos.
Me incorporo, a ver con qué sabor.