Cuando una de las escenas más trabajadas de la película resulta ser un baile de sábanas, y ni siquiera eres capaz de excitar ni enseñar un cuerpo embutido en cuero rojo, la verdad es que el único recurso es centrarse en la actuación del doctor de urgencias y terminas por echarte a llorar.
Lo del ciego, los x-men y algo de batallitas de poca monta no han podido conmigo pero casi. Muy poco, poquísimo.