Ken Loach nunca se ha escondido, ni en su cine ni en las entrevistas que provocaron sus películas. El trabaja de documental de ese espíritu que él ama después de la II Guerra Mundial, en un mundo británico que claramente surgía desde los estratos sociales más bajos y su capacidad para remontar un modelo nuevo es el centro de su visión y documento. Lógicamente ideológicamente hablando no a todo el mundo le sabe bien.
No necesariamente tiene que ser un director objetivo, hasta se podría decir que no se puede lograr eso, aunque es cierto que a este director se le ve el plumero de cabo a rabo, y cercano a su posición, puedo disfrutar de el film rememorando actitudes y momentos que en estos días se podrían hasta utilizar para solapar situaciones comprometidas desde lo político. En esta intención clara, no todos se sentirán cómodos.
Así pues, el director de El viento que agita la cebada, En un mundo libre… o Route Irish entre otras, volverá a ofrecernos con mucha capacidad su visión del mundo con poderío de realización, dirección y manufactura, el que quiera quedarse únicamente con eso al menos que no lo niegue.