Parecía sacada de la sección de sucesos del periódico de turno. Y es que está basada en hechos reales, claro está. Unos tristes hechos que dan pie a un largometraje más descriptivo que film denuncia al cien por cien, ya que considero que en la propia descripción se encuentra la denuncia. ´
La película pretende hacer un análisis de los hechos a partir de su narración y descripción de los personajes, la pandilla en cuestión. El análisis sicológico creo que pertenece a cada espectador en su forma de ver los conflictos sociales. La inocencia, la adolescencia, los roles, el ego, el éxtasis, la incapacidad para afrontar los problemas, los límites y el freno a estos mismos son varios de los conceptos que el director va sacando a relucir en cada uno de sus personajes, en cada una de sus conversaciones. Personalmente me ha gustado ese rollo Tarantino de ir presentando a cada miembro de la pandilla con su nombre en blanco sobre el negro y a toque de guitarra. Otro tarantineo que nos ofrece el director son los flashbacks con escena repetida y cambio de plano y perspectiva de actor. Me ha gustado, sí. Creo que fracciona bien los tiempos y destapa la curiosidad de las escenas.
Creo que ha jugado mucho con el estiramiento sicológico de los protas y sabiendo todos cómo acababa esto ha mantenido esa paranoia criminal en los dos asesinos hasta el final. Me gusta la escena del funeral, tan negra como cruel. Me ha gustado la escena del salón donde la madre no quiere abrazar al asesino de su hija sin saberlo aunque las madres lo huelen casi todo. Tiene detalles de un film dramático independiente al uso como de teleserie con un tema escándalo entre manos. Desconozco las cifras de asesinatos en Holanda pero me ha resultado curioso la frialdad de los padres en general. Me da que están más acostumbrados por desgracia. Si quieren ver una de crímen adolescente les aconsejo ver Bloedbroeders. Esa no les fallará.
Una de sucesos, fácil de ver, masticable y para descansar del resto de material más serio.