Estos días andamos en pleno Sundance y por aquellos gélidos lares anda Buried (Enterrado), esta segunda película del joven director español Rodrigo Cortés, que no obtuvo con Concursante la repercusión que quizá merecía.
Ahora se ha hecho con las labores al frente del plantel de un actor angloparlante medianamente conocido (Ryan Reynolds, visto en Lobezno) y, como bien indica su título, lo ha enterrado. ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Por qué? Ni idea, no quiero enterarme, quiero que Cortés me sorprenda, y aunque supiera más no sería tan criminal de desvelar nada. Porque ésta, ojito, es una película que promete.
En Sundance está siendo la sensación: La gente está agotando los pocos pases que ya le quedan en la programación del festival y, para no perderse la sensación de este año, muchos están aceptando hacer horas de cola. El boca a boca la ha convertido ya en la triunfadora antes de que llegue el palmarés, resulte lo que resulte.
En USA se están pegando por hacerse con sus derechos de distribución. En España veremos.
Reconozco que no creo que Buried llegue a ser un film de cinco estrellas... pero precriticarla con esta nota, como ya he hecho en otras ocasiones, es mi manera de llamar tu atención, lector, para con esta película. Tenla muy en cuenta. Puede ser una de las más gratas sorpresas de la temporada.
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