Películas tan interesantes como Primer o American Splendor han recibido, como esta, el Gran premio del jurado en Sundance. Sin embargo, vemos unos últimos premios a películas inexplicablemente más convencionales y flojitas que, eso sí, tienen su componente intercultural.
Frozen River compite en la sección oficial del festival de San Sebastián, prácticamente con el único aval de su premio en Sundance (y en algún otro festival pequeño). El año pasado, el Zinemaldi utilizó el mismo recurso, seleccionando Padre Nuestro, una muestra de lo poco afinado que estuvo ese año Sundance. Por lo demás, se trata de una ópera prima sin ningún nombre llamativo, veremos si esta directora, Courtney Hunt, nos suena más adelante.
Nos encontramos ante el típico cine independiente que pone más énfasis en la temática que en su desarrollo. Sin embargo, aunque no sorprenderá, seguramente tendrá una factura más que aceptable, aprovechando el cinematográfico frío de los paisajes nevados de los Estados Unidos. No se saldrá demasiado de la estética de pistolas, nieve y abrigos que ya se muestra casi como un subgénero, posiblemente iniciado por los Coen en Fargo.
Entre una historia de miserias y personas al margen de la ley, se nos mostrará una descarnada visión de la América más dura. Más que crítica social creo que resultará ser un fiel retrato de una parte de la sociedad más desfavorecida. Quien valore esto, posiblemente disfrutará de la película. Quien busque riqueza en el guión, o quien busque originalidad, o una interesante solidez, quien busque cualquiera de estos aspectos quizá quede algo defraudado. En cualquier caso dudo que aburra o moleste. Una película más de una parte del cine independiente algo anclada ya en otros tiempos.