Crítica de la película Después de mayo por Romulo

No es fácil hablar de Après mai porque no es una mala película. En San Sebastián no ha gustado, hay que decirlo así. Su nota en la votación por el premio del Público salva el cate de milagro y tras el pase no ha habido aplausos. La gente se ha quedado fría.

Es entendible, Assayas es irregular, se adorna, alarga y entretiene con la nostalgia de aquellas fiestas de los 70 franceses. Drogas, buena música, sexo. Hay una vertiente crítica evidente en Après mai pero la vena nostálgica en ocasiones gana espacio y gana la batalla. Una lástima.

Assayas es tan bueno que incluso en esos momentos regala grandes instantes. Pero la película navega a la deriva, a menudo. Y finalmente parece que el director francés habla casi únicamente de hacia qué enfocaron mayo del 68 los hijos de papás artistas, ricos y permisivos.

¿La parte política, la parte de lucha, la parte social? Está. Pero va desapareciendo y al final viene a ser un contrapunto esporádico. Una duda ocasional para el protagonista, el sosete Clément Métayer.

El conjunto sí tiene una dirección, y la va recuperando según avanza el metraje, los 70 se pudren y los personajes van descubriendo el fracaso de sus sueños. Son los mejores minutos de Assayas, incluyendo ese imponente incendio en plena fiesta campestre. El final es también una virguería, comenzando por el esperpéntico rodaje de la película de nazis y dinosaurios que se cierra con un plano memorable -Métayer alejándose tras la pantalla.

En resumen, un Assayas irregular, descentrado, pleno de talento pero disperso. Aun así, interesante.

PD: Inexplicable su premio al mejor guión en Venecia. Una vez más se demuestra que los Jurados ensamblan los premios de mala manera para intentar meter dentro todo lo que consideren que debe estar. Aunque sea de modo irresponsable.