Dicen que Jarmusch se rebotó lo suyo cuando algún plumilla le insinuó que esta era su película más "accesible", entendiendo el término, quizás, como sinónimo de "comercial". Y es que sólo hay una palabra que Jarmusch odie más que "comercial": indie. Señalado durante años como el padre putativo del indie americano de los 80-90, a Jarmusch la etiqueta le producía sarpullidos con solo creer escucharla entre el tumulto.
En definitiva, que el bueno de Jim siempre ha asegurado pasar olímpicamente de la onanista autosatisfacción de los independientes más sectarios y de las obsesivas necesidades ecónomicas de venta y ganancia de los estudios, hasta el punto de sentirse primero rojo, luego morado y finalmente a punto de explotar cada vez que alguien le ha insinuado que se acercaba, en alguna de sus pelis, a uno de estos dos bandos.
Y personalmente, creo que Jarmusch puede estar tranquilo, porque él sigue haciendo películas-de-Jarmusch, películas que nadie más ha hecho ni podrá hacer. Mejores o peores, buenas y malas, algúnas sí, otras no, pero absolutamente todas son suyas, muy suyas. Y si esta última ha sido señalada por algún tonto con esperanzas de listo como su película más "accesible" (léase comercial) es, simple y llanamente, porque los que divagan, caminan y miran son Bill Murray o Sharon Stone, sin ir más lejos; pero exactamente igual, de la misma manera, que antes lo habían hecho gente como Forest Whitaker, Roberto Benigni, Chloe Sevigny, Gena Rowlands, Beatrice Dalle, Tom Waits, Ellen Barkin o una pipiolísima Winona Ryder.
'Broken Flowers' será tan mejor y tan peor como 'Extraños en el paraíso' o como 'Noche en la tierra', será tan accesible y tan inabordable como 'Bajo el peso de la ley' y tan acertada y tan torpe como 'Ghost dog': Habrá quien disfrutará y habrá quien no entrará en el estilo narrativo (o más bien el estilo, a secas, para nada narrativo) de Jarmusch. Pero es eso precisamente (Jarmusch y su estilo) lo que en todas ellas se mantiene. Ahora con un Murray 'a la Lost in translation' y con cuatro o cinco mujeres de cinco tenedores en la carta, pero tan Jarmusch como el primer día en que empuñó la cámara.