Que nos encontramos ante una película interesante está claro, posiblemente una de las más prometedoras del año. Que sea tan buena como la pintan, eso ya es otra cosa, y es que la pintan considerablemente bien.
Comercialmente ya ha sido un éxito, y lo que le queda. Ahora está por ver que su calidad esté a la altura. La pirotecnia de acción y efectos especiales está asegurada, pues el director Neil Blomkamp, protegido de Peter Jackson, era hasta ahora precisamente técnico de efectos especiales. Está claro que en ese campo se moverá como pez en el agua. Pero a donde apuntan las buenas críticas es al mensaje social que se encuentra detrás, y que entronca perfectamente con la nacionalidad del director: es sudafricano.
Este punto me da un poco de miedo. La mayor parte de la ciencia ficción esconde una metáfora sobre alguna cuestión social o política, quizá la diferencia es que ahora es más evidente. Es posible que no se valore tanto la calidad artística, la inteligencia detrás de un guión, y la capacidad de generar emociones y sensaciones; como los mensajes claros y directos. En una sociedad acostumbrada a los documentales-papilla de Michael Moore, la calidad termina siendo lo de menos. Blade Runner no era una obra maestra por su mensaje.
Expresado mi miedo, confío en que esta película nos sorprenda con originalidad, con buena factura y con nuevas ideas. Es curioso que en el reparto de una gran producción como esta (aunque no sea de las más caras) no haya nombres importantes en el reparto. Toda una declaración de intenciones, quizá, de alejarse del producto cómodo y prefabricado de Hollywood, basado en la dupla estrella + efectos especiales.
Veremos hasta donde llega el nivel.