Las 9:30 de la mañana de un domingo es una muy mala hora para ver una película, de ahí que haya agradecido que este film haya sido tan fácil de ver y tan liviano.
Ya advertía en mi precrítica que esta película me daba miedo porque tenía pinta de ser un corto estirado. Y ello, pese a los esfuerzos del realizador Sean Ellis, se ha notado en el guión,que funciona de forma irregular.
El tono general de ligereza y chanza ha funcionado a la perfección con unos personajes secundarios realmente divertidos, arrancando la espontánea risotada en muchos momentos. No obstante, el eje central, la posibilidad de Ben de congelar el tiempo está mal desarrollada. Aparece de la nada, se nos explica por encima, y luego no acierta a explicarnos la manera en la que Ben descubre que puede hacer que Emilia Fox comparta ese secreto. La escena en la que descubre que hay alguien más cuando para el tiempo ha sido, a todas luces, una mala opción.
La citada irregularidad es lo que ha lastrado que este film hubiese podido llegar a algo más, y no quedarse en una historia a medio entre un insomne, el amor, el romanticismo, y la belleza femenina.
Una curiosa selección de gags muy divertidos y de cuerpos femeninos que quitan el hipo. Sin mayores pretensiones y sin mayores recompensas. Bien.