Crítica de la película Desmembrados por Keichi

La VXII Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián dio comienzo el pasado sábado con el gran estreno de Severance en el Teatro Principal ante un público sediento de sangre. Tras una somera presentación por parte del director, comienza la proyección de forma potente. Una vibrante persecución a través de un bosque -con desastrosas consecuencias para alguno de los participantes- da paso a un enorme flashback que ocupará la mayor parte de la película.

Se nos presenta a un grupo de ejecutivos a cada cual más estereotipado. Desde el jefe incompetente sin madera de líder obsesionado por dirigir al grupo hasta el joven desenfadado y adicto a las drogas -con el que el público enfatiza desde un primer momento- pasando por el ingenuo con gafas y la mojigata de turno, casi todos los personajes dan bastante juego, protagonizando algunos gags ciertamente hilarantes. En este sentido la película consigue llegar al espectador y resultar francamente divertida, rozando en algunos puntos un humor de lo más absurdo.

Como film de terror Severance no termina de funcionar, mostrando tomas de sobra conocidas por todos en una escena de caza-fuga in crescendo bastante predecible cuyo ritmo no está todo lo ajustado que debiera. Pero es que además la película tarda demasiado tiempo en arrancar, tratando en vano de crear una atmósfera inquietante para luego dar rienda suelta a una masacre que finalmente no es tan espectacular como promete. Los constantes guiños al cine de género salvan no obstante una película que, más que ser cine de terror, se ríe del cine de terror.

Severance trata de hacer cierta sátira sobre las relaciones laborales e intenta igualmente aproximarse a una voraz crítica sobre el comercio de las armas -gran mención a las “minas atrapadoras”- pero lo cierto es que el guión prefiere centrarse en otros temas y deja sin tratar un aspecto del argumento que podría haber dado mucho juego. Tampoco las relaciones entre los personajes, insinuadas muy por encima, llegan a explotarse demasiado. Pero lo más importante, Severance no es ni mucho menos una película tan violenta y salvaje como nos han querido vender. Cierto es que algunas escenas -la del socorrido cepo sin ir más lejos- muestran buenas formas pero lo cierto es que el humor del film recorre caminos más dialécticos que visuales.

Y es que el film de Christopher Smith se queda a medias y no termina de ser todo lo que prometía. Puede hablarse de decepción moderada, pero lo cierto es que una obra de estas características proyectada en el Teatro Principal se convierte siempre en una pequeña fiesta. En cualquier caso, una muy buena película inaugural para la Semana de Cine Fantástico y de terror de este año pero que en otro contexto corre el riesgo de perder muchos enteros.