Quien nos siga con cierta asiduidad, con ritmo de habitual, notará extrañado que quien se acerca a una película como esta no es Beiger, o quizás Sherlock. Ellos podrían ser más receptivos a este tipo de títulos. También nuestro compañero Hypnos, que es capaz de tragar casi cualquier cosa que pase por las salas (aunque dejando claro a posteriori que una cosa es tragar y otra gustar, a menudo).
Pero yo no. Así que será una gozada sentirse un poco Beiger por una vez. Tendré que dejarme barba... aunque adivino que con eso sólo no será suficiente. En fin; va a ser una de esas curiosas excepciones que de vez en cuando uno se permite (sí, también me molesté en ver Transporter 2 y, después de todo, no fue tan terrible).
Así que a esta marcianada sólo le pido eso, que no sea tan terrible. Porque mucho me temo que esta vez el tema sí que se me va a escapar un poquito. Y no me gusta estar dos horas mirando al mismo punto sin soportar lo que miro. Qué horror, a mi estas cosas de psycho killers y de killers y de psychos, me multiplican mis habituales desconfianzas.
Y podría ponerme a analizar los nombres de los perpetradores de este duro trago; pero no estoy puesto en este ámbito de la industria y poco me iban a sonar. Trabajo en balde. Trabajo a evitar.