Si al cine español le ha marcado, como es natural, la dictadura de Franco, en Corea del Sur no pueden dejar de lado en sus películas los tiempos de la dictadura.
Eso sí, son suficientemente inteligentes como para usar esto a modo de contexto o telón de fondo, dejando que sean las historias personales las que lleven el peso del guión. Nos encontramos ante uno de esos casos.
El director, Im Sang-Soo, es respetado en el circuito festivalero. Tuvo buena acogida su película “La mujer del buen abogado”. Seguramente nos va a presentar una historia ubicada en el lado más oscuro del drama. Una historia de rosas negras, marchitas. Dura sin reparos y crítica con sus propios protagonistas. Quizá la vertiente más seria del cine coreano que nos llega.
Una buena oportunidad, especialmente de conocer al director, de quien es difícil conseguir sus películas y de paso una forma de conocer un poco más de la historia de su país. Un acercamiento necesario al poderoso cine oriental, pero a ese que no tiene catanas ni gente volando (que también está muy bien, no se me entienda mal). Esperemos que no defraude.