Parece que, para bien y para mal, de
aquellas producciones spilbergianas ochenteras no hay tanto. Hay
muchos guiños, y muy evidentes por pura ambientación y por aventura
de pandilla, pero el tono de la película es mucho menos amable,
tiene mucha más acción y suspense. Tampoco la estética tiene nada
que ver.
Tengo dos problemas básicos con J.J.
Abrams. El principal es su exagerado terror al zapping que
arrastra desde sus trabajos televisivos. Tiene tanto miedo a que el
espectador se aburra aunque sólo sea por un segundo, que cree
necesario incluir regularmente una explosión, un terremoto, o
cualquier otro artificio impactante. Consigue crear personajes
atractivos, y diálogos con muy buena base, pero quizá no cree lo
suficiente en ellos porque los interrumpe constantemente con golpes
de efecto.
Mi otro problema con el director es que
es como un gran mago con buena mano para los juegos de ilusionismo
pero, desgraciadamente, sólo ejecuta los más viejos y lo siento,
pero todos conocemos ya los trucos. Cada recurso con el que empuja
hacia adelante el guión es efectivo y bien ejecutado, pero de tan
evidente y facilón resulta cargante. Cuando el pequeño director
recita algunos trucos para reforzar su peli de zombies, quiero creer
que es una sana autoparodia.
Aunque quizá lo peor de esta película
es que constantemente se aplasta a sí misma. Plantea un conflicto y
antes de empezar a desarrollarlo lo hunde con otro considerablemente
mayor, tanto que deja de importar el primero. El más claro ejemplo
es el de la premisa: unos críos graban algo con su Super 8. Para
cuando los chavales pueden ver la grabación, la película se ha ido
tanto de madre, que resulta puramente anecdótico. Al igual que en su
serie estrella, Lost, Abrams sube tanto la apuesta y tan
rápido que ya es imposible que pueda ser vista. Llegamos a un final
inasequible, donde todo se resuelve más porque sí que porque no.
En todo caso mucho ritmo, buena mano
para las escenas de suspense (a pesar de su burda manera de ocultar
la criatura). Recicla, que es lo que mejor sabe hacer, con un poco de
Los Gooneies, un poco de ET y mucho de El gigante de
Hierro, y de muchas otras películas fácilmente reconocibles.
Pero recicla bien, eso no es un problema. Además lo adereza con sus
buenos personajes y su drama bien formado al estilo de Shyamalan
aunque sin tanto talento. Lástima que después se dedique a aplastar
todo lo que ha construido sin aprovechar nada.
Como estreno de entretenimiento veraniego, desde luego, muy por encima de la media. Sus personajes interesantes, algunas buenas secuencias (como la del ataque al autobús) y planos con fuerza (como el artefacto pegado al depósito de agua) consiguen que la película apruebe por los pelos.