El director Philip
Ridley, sin haber cosechado demasiado éxito comercial, se ha movido bien en
el circuito de festivales consiguiendo varios premios con sus anteriores
trabajos. Como buen británico, cuenta con una cuidada factura y seriedad a la
hora de abordar el género de terror. Ahora podemos ver su última película en la
sección oficial del festival de Sitges, donde ya ha sido premiado
anteriormente. Un viejo conocido, por tanto, de este festival fantástico.
En esta ocasión se trata de un terror muy de atmósfera,
ambientado en los suburbios de Londres, claustrofóbico, psicológico, centrado
en la paranoia del personaje, seguramente entre la alucinación y la realidad.
Una de esas inquietantes películas con una oscura belleza latente en el subconsciente del
espectador.
Está protagonizada por Jim
Sturgess, un joven prometedor al que hemos podido ver en 21: Black Jack. Veremos si está a la altura de lo
que se dice. No quiero dejar pasar a un secundario habitual en el cine
británico, Timothy Spall, a quien
podemos ver en la saga de Harry Potter como Peter Pettigrew. Buen cine británico sin grandes estrellas ni alardes de efectismos.
Terror sin adornos.