Uno sabe que cuando va a ver una película como The Descent va a ver género. Genero puro y duro. Y en éste caso el género es el de terror.
La película lo tiene todo: jóvenes y alocadas se meten en una cueva. Pronto descubren que la cueva no es tan tranquila como pensaba hay algo más. Al final se trata de otro monstruito más que se encarga de ir comiéndoselas a todas... el género exige éste esquema.
Lo interesante de ésta película es que se resiste a seguir lo que se ha convertido en un pensamiento generalizado en entre los directores de cine de terror actuales: "no hay nada nuevo que aportar. Sólo podemos copiar a los japoneses que ahora son lo más" (los japoneses, obviamente no piensan así, ellos piensan: ¡hagamos una película con un móvil que tiene un espíritu dentro! ¡no, que sea una lámpara! En fin.)
Neil Marshall ha elegido un género. Ha seguido sus tópicos perfectamente. Ha conseguido, además, que bote en mi asiento (de verdad que hace tiempo que no me pasaba) y, sin inventar nada nuevo, consigue escenas realmente sólidas y eficaces siguiendo un guión realmente bien escrito (también por él).
En definitiva: creo que tenemos en éste chico a un buen creador de películas de terror. No necesita mucho presupuesto ni copiar a nadie.
Sensacional esa Sarah del final, totalmente transformada, con esa estética Carrie, ese pelo caido sobre su cara, ese el cuerpo totalmente manchado de sangre... todo eso está muy bien.