Al final, en esta serie de películas que insiste Charlize en repetir una y otra vez, el regusto a la ceremonia de autoafirmación como actriz queda patente en forma desmedida. Que la temática sea un dramón en toda regla, película seguro dura para el espectador ya es suficiente como para sentir el regazo de las subidas de tono de la actriz para aparentar mucho más.
El peligro de estos films es que no dejan paso al aliento, y el rechazo de un público que nota un abuso de las sensaciones tristes y desangeladas de sus sufridoras protagonistas tratando de hacerse un lugar entre hombres, que están perfectamente dirigidas por las mujeres que tienen que hacerse un sitio como sea en el cine, pero terminan por cansar con el exceso de dramón.