Shane Meadows, que ya se mojó en This is England con un drama de tinte social y juvenil, continúa en terreno callejero y a medio camino entre la adolescencia y la madurez, en este retrato de dos amigos con una combinación que viene a ser ya un clásico del cine desde Jules et Jim hasta Soñadores: ellos y una chica. Sea como fuere, el enfoque en este aspecto será aquí muy diferente a los títulos señalados, nada que ver, ni siquiera argumentalmente.
La película ha estado en Berlín y ha gustado, por lo general, en Inglaterra, donde incluso ha contado con alguna que otra nominación a los premios del cine británico independiente. Su textura, de sucio blanco y negro, acentuará su carácter urbano, callejero y peleón, acercándola a un más a su minoritario público objetivo pero alejándola del resto de espectadores.
Meadows aprovecha para repetir con Thomas Turgoose, al que descubrió en This is England, pero en general recurre a rostros nuevos, lo cual demuestra que sigue ahondando en una idea similar a la de aquella película, persiguiendo un aire de naturalidad y realismo que no quiere perder con la presumible artificiosidad de actores profesionales adolescentes.
El problema de Somers Town es que no llega con sabor novedoso y se enmarca en un subgénero que lleva ya unos añitos ofreciendo precisamente esto mismo. Incluso el propio Meadows ya ha trabajado en títulos demasiado parecidos. Lo que inicialmente era valiente ahora lo es -a base de repetir- un poquito menos.
Aún así, su descaro, ritmo y frescura pueden ser suficientes para no despreciarla.