Los amantes del thriller están de enhorabuena. James Patterson, el escritor conocido por sus novelas de Alex Cross, un sagaz psicólogo en el mundo del crimen, llega a las grandes pantallas con una película que representa lo típico de siempre del género en su parte moderna, pero sin pasarse de la raya en una acción comercial desaforada.
Rob Cohen, un director que pareciera querer seguir los pasos de Tony Scott en cuanto a lo comercial pero de cierta calidad de sus producciones ( xXx, Dragonheart, A todo gas, La momia 3…), todas ellas películas de entretenimiento muy recordadas por todos, dirige con ese pragmatismo necesario una película que no va a defraudar, que hasta cierto punto se mostrará especial y distinta y que sobre todo no dejará posos de más de lo mismo, sino más pero no tan igual.
El cara a cara de malo y bueno lo van a protagonizar Tyler Perry, un actor-productor-escritor-etc de color que es más conocido en EEUU que aquí dando el salto al principal con un curioso cambio de registro de Matthew Fox (En el punto de mira), el médico de Perdidos que en esta ocasión se pone de malote malote de verdad.