Crítica de la película El jardinero fiel por Hypnos

Un ejercicio sumamente interesante y complicado el que Meirelles nos ha regalado con su último trabajo. Desde el primer minuto de film nos ha querido recordar y dejar claro que el estilo de "Ciudad de Dios" es el suyo y que lo mismo le sirve para hablar de pandillas de favelas como para contarnos una sólida trama de empresas farmacéuticas y espías. Efectivamente en las dos películas nos encontramos con las inevitables gallinas y con un estilo de dirección que lejos de crear una atmósfera clara y determinada, contribuye más bien a diluirla y a colaborar en hacer más difuso un guión y una historia convencional que no por mucho marear dejará de serlo.

Con lástima recuento las escenas que me han merecido la pena en toda la película y llego a dos momentos. El primero de ellos es, curiosamente, el primer momento en el que se atisba humanidad en el personaje de Ralph Fiennes, cuando vuelve a la casa de su mujer en Chelsea y rompe a llorar mientras le vemos a través de un espejo. El segundo de los momentos es el final, la forma en que nos enteramos del suicidio, la entereza con la que el personaje de Fiennes decide terminar su camino.

El resto del film me ha sorprendido por su exceso de tembleque, por sus ganas de querer demostrar que por mucho que se embarque en una producción de mucho presupuesto Meirelles sigue siendo independiente como el que más, como antes. Y repito, eso me parece un error que lastra la factura de un sólido thriller. No nos engañemos, los thrillers podrán ser muchas cosas, pero nunca hiperrealistas. No se puede querer hacer un documental de África y una película de espías a la vez porque lo que te sale es un híbrido, un animal de fuerza intermitente.

La historia se ha presentado y desarrollado torpemente, el personaje de Fiennes no entra, está oculto, el personaje de Weisz campa a sus anchas y la vemos temer por una trama oscura en la que no percibimos amenaza, ni siquiera cuando es el propio Fiennes el que está tras la pista. Se podría decir incluso que se ha notado una falta de medios en ocasiones. La película se alarga y hay muchos momentos que sobran, principalmente los de documental, y lo que en "Ciudad de Dios" era virtuosismo en la fotografía, en esta película se convierte en un juego de torpe imitación, trufado de una banda sonora excesivamente folclórica. En líneas generales es desilusión lo que me ha transmitido una película que se cierra con un descubrimiento público del malo de turno un tanto pobre.

En fin, sea por el interés que ha tenido la trama por momentos, por algunos detalles de Meirelles, por Weisz y Fiennes a ratos, por el plantel de secundarios, y alguna que otra cosilla más que la película se estanca en las tres estrellas.


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