Uno de los mayores aciertos de Valkiria es su enfoque, el equilibrio entre una película de género y una reconstrucción histórica.
Todos, incluso sin conocer a fondo esta historia en concreto, conocemos el final, o mejor dicho, cuál no fue ese final, el atentado, lógicamente, es fallido. Por esta razón, es difícil, y quizá no tiene mucho sentido, centrar las emociones en la tensión de la consecución de la misión. Bryan Singer se coloca así en la posición de un cronista, como un documental que detalla, con fechas y minutos lo acaecido, las razones, los lugares, los nombres; rellenando a su vez con elementos de ficción los espacios desconocidos. Algo como United 93, o alguna de esas reconstrucciones de momentos clave en la historia que suelen quedar relegadas, y con razón, a la televisión.
El producto de Singer es, sin duda mucho mejor que todo lo comentado, porque su elección no tiene ningún objetivo didáctico, ni explicativo. La reconstrucción en sí misma no es un objetivo aquí, es una forma. Lo que se consigue así es mayor realismo y sobre todo mucho ritmo, pero el verdadero corazón de la película es el thriller. Si bien es complicado apoyar el suspense en el desenlace de la historia, lo que se consigue es construir la película a partir de varias escenas independientes con su propia carga de tensión. La botella, la bomba, etc. Todo al estilo del suspense clásico.
Singer maneja inteligentemente el lenguaje cinematográfico, valiéndose de una forma muy actual, la reconstrucción histórica tal como se rueda hoy en día, pero sin ser fiel a ella, "utilizándola" en el sentido más interesado de la palabra. A poco que ahondemos en el guión veremos que el realismo, que parece buscar con la forma, no es, ni mucho menos un objetivo real, que las motivaciones de los personajes están idealizadas, que el suspense no deja de ser artificioso y despreocupado de la verosimilitud. Singer toma el alma de Hitchcock y se disfraza de Paul Greengrass. Con ello consigue un producto nuevo, con ritmo, con emociones dentro de un conjunto frío, y con mucha astucia para llevar a buen término un planteamiento complicado.