Esta película ante todo es curiosa, distinta y totalmente lejana a cualquier circunstancia parecida en el cine. A priori parece estar sacada de un juego particular donde se divierten los actores de forma colectiva e individual, poniéndose caras y gestos y dándose tema sexual, dándose amenazas y muchos muchos dichos y versos de canciones de Sabina, sí, Joaquín Sabina, conformando la banda sonora.
Coproducción hispanoargentina, es un thriller con el tango de por medio, con un maduro con intenciones de sobrevivir, con un guión excusa para ser melancólico y darle monólogos al gran actor principal Eduardo Blanco (Un minuto de silencio, Tapas, Luna de Avellaneda, El hijo de la novia, etc...) Le hemos visto muchas veces, y siempre es un secundario de lujo, ahora un principal extraño, pero bueno, joder que sí.
Lo malo que es probable que termine por ni ser thriller, ni historia de maduros, ni drama, ni especial de personaje decidido, y se pierda en varias cosas. Puede que hasta sea divertida en un sentido más poético más que otra cosa. Una extraña mezcolanza que a mí particularmente me atrae y de ahí las tres estrellas, para una película que tiene por título el de un tango.