Lejos en el tiempo se me queda este Alberto Rodríguez recordando su incursión en El factor Pilgrim como codirector y el cortometraje Bancos. Recuerdo cierto interés por After pero no llegué a verla, recuerdo algo que me decía que había madera detrás de esas líneas.
Después de 12 años, puede que llegue el momento, no voy a decir estelar, pero sí más maduro de un director que trata de proponer, y que lo hace en esta ocasión con una película como Grupo 7, un thriller valiente y natural, nada ostentoso, más realista que exagerado, situada en el mundo de la droga de la ciudad sevillana de la última década en el pasado milenio.
Mario Casas (Fuga de cerebros o 3 metros sobre el cielo) y Antonio de la Torre (Gordos o Balada triste de trompeta) son las cabezas visibles, el primero me preocupa porque es difícil quitarse uno mismo y de su público el aire de héroe guapo/bueno y el segundo es una pieza sólida a la altura de forma muy segura. Dicen que con buena ambientación, dicen que con trama ramplona pero tono correcto, me atrevo a acercarme a este film sabiendo que se trata de ofrecer un buen trabajo de género.
A veces estas películas no llegan lejos, no son demasiado altas, pero su estatura, medida desde el punto de vista de la proposición comprometida logran que en algunas escenas se disfrute con entusiasmo. Espero esos destellos y perdonaré lo que no brille.