Crítica de la película Tímidos anónimos por Olmo

"No todo lo que es oro brilla" dice un dicho popular. Qué verdad y qué cierto. En el cine pasa lo mismo cada vez que llega un film francés (top 5 de los colosos cinematográficos) y vemos más de una cara ligeramente decepcionada cuando abandonan la sala de cine. Cuántas veces ocurre que por esto o por lo otro elegimos con buenas intenciones nuestra película de la semana. Ya lo sé, la intención es lo que cuenta pero luego no nos quejemos. Todo esto viene porque la película que a continuación voy a presentar se nutre de un perfil engañoso a la vez que peligroso.

Nuestra película en cuestión es Tímidos anónimos o Les émotifs anonymes si lo prefieren más romantique. Llega de Francia, ni más ni menos y su director es Jean-Pierre Améris quien ganó en San Sebastián en la edición del 2001 el premio al mejor director por La vida. De momento vamos bien. Seguimos. En el reparto cuenta con Isabelle Carré, a quien pudimos ver en Le refuge de François Ozon en el Zinemaldia 2009. Benoît Poelvoorde, otro clásico del cine galo actual le acompaña. A este le pudimos ver hace poco en Mammuth o Nada que declarar.

Hasta aquí todo dentro de lo razonable. Ahora, en mi opinión, llega quizás el momento más negativo. ¿Hasta qué punto Tímidos anónimos nos puede sorprender u ofrecer algo novedoso? Frecuentemente somos los primeros en catalogar de "basura palomitera" a más de un film norteamericano de temáticas banales. ¿Porqué no hacerlo con la France? Si Bienvenidos al norte o Nada que declarar les gustó, estos tímidos les harán pasar un rato agradable, distraído y se reirán, se lo aseguro. Pero no busquen más hondo porque es un pozo más bien vacío y poco original.

Quiero ser agresivo en esta mi precrítica y subirle la nota en el caso que se lo mereciera siempre y cuando además de pasar un velada simpática me haga incoporarme en más de una ocasión, me rodee, atrape de ironía, humor negro, dejándose de tonterías y arriesgando por una comedia que apueste además de por la risa por un interior de calidad. De todas formas, no sean tímidos y acérquense a consumir cine galo antes que superproducciones animales. Quédense con lo que siempre les ha dado buen resultado pero yo aviso. La última vez que fui tan escéptico me ocurrió con Odette, una comedia sobre la felicidad y hubo sorpresa. Veremos, pero de momento...distancia.