Este director viaja de la mano de lo fácil, de los guiones fáciles, de los guiones que gustan por el mero hecho de ser sencillos y directos, estereotipados y de siempre, al menos en el panorama nacional, heredero del cine de Pajares y Esteso, Landa etc...cine para los llanos, pero ya no somos tan llanos y pedimos más.
El espectador actual pide mucho más, pide algo de interés, algo de madurez, algo de sentirnos iguales que el resto del mundo. Mostrando de nuevo el clásico patito negro que conoce y pelea por, con ingenuidad y con alegría contagiosa simplemente captas la atención de mínimo público dispuesto a sentarse en la butaca. Es verdad que tiene su función, pero cada vez más minoritaria. El humor, no tiene nada que ver con esto.
Me espero una comedia como digo tonta y forzada, provocada y exagerada sin ni siquiera una enorme capacidad de realización, ni de novedad visual, ni de frases geniales. Una oferta con los Javier Cámara y Carmen Machí de las series de televisión, que ya ha pasado en su tiempo, que reclaman pero a pocos. Con una Kira Miró y un Hugo Silva que han sido fichados para llamar la atención con su juventud y fama evidentemente asociadas a sus cuerpos. Una gran llamada de atención con demasiado metraje, una película floja y menuda. No hace falta.