Roza lo insultante, el modo en que esta
nueva película, Agua para elefantes, parece un remake no
oficial del Titanic de James Cameron. Una tragedia (aquí más
moderada) narrada por uno de los principales supervivientes, ya
anciano, aunque la película se centra sobre todo en el romance. Ella
atada a un hombre malvado que se lo pondrá muy difícil al romántico
muchacho. Un barco, un circo, ¿qué más da? Si
hasta el tono nostálgico, de esa cara arrugada y de esos tiempos del
pasado es idéntico.
Dirige esto un buen artesano de
Hollywood, Francis Lawrence, que hace poco se encargó de la
fallida pero interesante nueva adaptación de Soy Leyenda.
Escribe el guión Richard LaGravenese, cuyo mejor trabajo es sin duda
Los puentes de Madison y que es capaz de conseguir resultados
aceptables en el terreno del drama romántico. En esta ocasión, se
dedicará a seguir el camino marcado, sin meter la pata en ningún
momento.
Un vehículo de lucimiento para Robert
Pattinson más que para Reese Whiterspoon, que ya tiene
asegurada la taquilla desde antes de empezar a rodar. Todos
tranquilos, este producto ya ha funcionado antes, sólo le faltan los
efectos especiales.