El misterio de este documental no es otro más que su presentación en tacita de plata, una tacita que se mueve por derroteros de marketing y emoción, jugando a ser thriller, a ser cine de aventura, cine en cuanto a su apartado de provocación de sentimientos y alejándose del hecho de ser un documental animal más, dentro de sus subespecie de denuncia clara y dura que en esta ocasión ha tenido el retumbe del premio al mejor documental de los Óscar tras su paso triunfal por Sundance.
El animal en cuestión para el que quiera ahondar está en la portada, el país del conflicto Japón, la aventura una juego de acción, buen montaje y ganas de llamar la atención que a lo Michael Moore de los mares se ha conseguido a la perfección.
Se trata de una oferta que normalmente no nos atraería en otro formato, incluso en esos raros como el 3D de El viaje de la tortuga o Home, pero que ahora a todos nos hará morder el anzuelo o antes o después, porque es el todo en uno, protectores de la naturaleza y género, y eso vale una entrada, ¿verdad? Pues ya lo han conseguido. Al menos por el esfuerzo hay que acercarse, han pensado en nosotros, démosle un premio.