No es difícil hablar de El hobbit. Gran parte de las críticas se detienen en el mismo aspecto: Un libro no demasiado extenso y sin embargo una trilogía. Y cómo, para esto precisamente, Jackson ha tenido que firmar una película que se detiene en detalles que no lo merecen, que se demora, que se extiende gratuitamente, que aburre.
Bien, rompo una lanza en favor de Jackson. Mi impresión juzgando exclusivamente la película, sin juzgar si un libro tal y otro libro cual, es que hace aquí exactamente lo mismo que hizo en El señor de los anillos. Por ello, no entiendo las críticas de quienes se manifiestan fans de la trilogía del Anillo. Ellos verán.
Desde luego El hobbit no aporta nada que Jackson no hiciera en aquellas tres primeras películas con lo que, por ahí, no hay valor añadido. Por otra parte, él está siendo coherente y honesto con la apuesta que ya inició hace años. Y su estilo sigue siendo el mismo; no nos engañemos, ya allí prestaba la misma atención a paja y grano y se regodeaba con todo del mismo modo. Absolutamente con todo, desde cánticos y elfos que necesitan un lustro solo para decir "buenos días" hasta sus mareantes viajes de cámara de aquí para allá recorriendo masas y ordas y escenarios.
Si vamos al detalle, descubriremos que el calco a La comunidad del anillo es extremo. También aquí se forma la comunidad, también aquí se inicia el viaje y villanos secundarios son los que les persiguen para ofrecer las primeras amenazas, y también aquí se va conformando la figura paulatinamente heroica del más "mediano" (nunca mejor dicho) de sus protagonistas. También aquí el viaje deberá seguir y el mal real y máximo sólo se ha insinuado. Un calco en estructura y, sobre todo, en su función cara a las dos próximas entregas.
El hobbit no aporta demasiado teniendo en cuenta lo que ya existía previamente -pero seamos justos, tampoco la trilogía primera ofreció nada demasiado novedoso al Séptimo Arte-; pero por otra parte se ve sin esfuerzo alguno, el tiempo pasa considerablemente rápido y, ante todo, Peter Jackson es muy coherente con su particular universo o, mejor dicho, visión del universo Tolkien. Sus aciertos y errores en sus primeros pasos siguen, aquí, siendo los mismos. Así que animo a los fans entonces y detractores ahora a quitarse la máscara de listillos y, por qué no, sonreír un poco y disfrutar de las nuevas aventuras.